
Hoy día sabemos que la Navidad que celebramos fue la cristianización de antiguas fiestas invernales paganas que, según parece en estos momentos, algunos tratan de paganizar de nuevo con un interés y pasión que en ocasiones raya lo ridículo, pues no distinguen entre lo que es religiosidad y lo que es tradición cultural acrisolada por el paso de los siglos.
No pretendo aquí entrar en consideraciones religiosas, pero quienes me conocen saben que soy partidario de que los seres humanos deberíamos volver a conectar con la “magia de las estaciones”. Deberíamos tratar de recuperar el sentido trascendente de ciertos acontecimientos anuales que vienen celebrándose en el mundo desde tiempos inmemoriales.
Uno de ellos es la Navidad. Seamos creyentes o no, la Navidad, es un tiempo especial en el calendario que nos ofrece diversas propuestas que haríamos bien en tomar en cuenta, sobre todo para aquellas personas que tratan de vivir su vida en clave de desarrollo humano.Seguir leyendo